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Aníbal Quijano y Mariátegui (página 2)




Enviado por Rafael Herrera Robles



Partes: 1, 2, 3, 4

La fe en los valores altruistas es intrínseca a la lucha por la libertad. Cuando Trotsky al ser desterrado de Rusia promovía la creación de una nueva internacional de los trabajadores, se vio asediado por el desaliento de algunos de sus seguidores, frente a lo cual dijo que un revolucionario puede ser culto o ignorante, pero lo que jamás debe faltar es la fe en el porvenir humano, que es capaz de mover montañas. Uno de sus discípulos, Yoffe, antes de morir, dejó su mensaje de esperanza: "Hace más de treinta años que abracé la idea de que la vida humana sólo tiene sentido en la medida en que se dedica al servicio del infinito, y para nosotros el infinito es la humanidad. Trabajar con cualquier propósito finito -y todo lo demás es finito- carece de sentido. Aun cuando la vida de la humanidad llegara a un término, esto en todo caso sucedería en una época tan remota que nosotros podemos considerar a la humanidad como el infinito absoluto. Si se cree, como creo yo, en el progreso, puede suponerse que cuando llegue el momento de la desaparición de nuestro planeta, la humanidad habrá encontrado mucho antes los medios de emigrar u establecerse en otros planetas más jóvenes… Así, todo lo que se haya logrado en nuestro tiempo para beneficio de la humanidad sobrevivirá de algún modo en las épocas futuras; y en virtud de esto nuestra existencia adquiere el único sentido que puede poseer29".

Historia y antihistoria.- A diferencia de las demás especies cuyo devenir en diverso grado se acomoda a su medio ambiente natural, el ser humano, el más activo de la naturaleza, despliega su ser subvirtiendo a su medio ambiente y así mismo, gracias a su don creativo, con instrumentos cada vez más complejos. Pero esta subversión adquiere carácter libertario o conservador, dependiendo de si coadyuva a mejorar o a empeorar la existencia. En el primer caso, mejorando la existencia, promueve la vida y por tanto la historia del hombre en el planeta. En el segundo caso, empeorando la existencia, atenta contra la vida y por tanto está contra la historia, lo cual significa que los intereses particulares, privados, de la clase en torno a la cual se organiza la sociedad, han dejado de coincidir con los intereses humanos, convirtiéndose en clase sin historia o al margen de la historia. Tan cierto es esto, que conocemos clases sociales dominantes que han desaparecido, -entre ellas, autocracias, esclavistas, aristocracia feudal, gamonales, oligarcas- porque sus intereses particulares se convirtieron en obstáculo para vida humana.

La decadencia de una civilización es la decadencia de la clase dominante -en torno a cuyos intereses se organiza la sociedad- que ha devenido al margen de la historia o en clase sin historia, que en el ámbito cultural se evidencia en la quiebra de sus principios e ideales y por tanto en la ausencia de un ideal, de un "mito", que cohesione el devenir. No es casual que en el mundo que vivimos, además de renegar de los grandes ideales con los cuales la burguesía europea desplazó del escenario de la historia a la aristocracia feudal, sus ideólogos actuales proclaman el final de la historia, lo cual ya hemos tenido oportunidad de demostrar que es el final de la historia para la burguesía, porque sus intereses particulares en vez de promover la vida los deterioran, pero no es el final de la historia de la humanidad mientras lucha por mejorar su existencia, por desplazar del escenario de la historia a la burguesía.

Trotsky

Pugna Trotsky Stalin.- Sobre la pugna entre Trotsky y Stalin, Quijano dice que al inicio Mariátegui defiende cautamente a Trotsky pero luego se pone de lado de Stalin. Este error es porque no ha prestado atención a los textos de Mariátegui, sino, conforme lo menciona, se ha prestado la opinión del escritor chileno Moretyc30.

La verdad es a la inversa, conforme lo hemos demostrado31 en un texto con el título inicial de Opinión de Mariátegui sobre la pugna entre Trotsky y Stalin, que luego ampliamos y le dimos el título Mariátegui, Trotsky, Stalin. Al inicio, en 1926, Mariátegui condena a Trotsky y al trotskismo como una corriente derrotada, pero conforme la pugna era más cruenta, con Trotsky expulsado del partido bolchevique y luego deportado de la Unión Soviética, con mayor información, Mariátegui encuentra cada vez más atributos a Trotsky, desmereciendo por tanto a Stalin. En marzo de 1930, semanas antes de morir, Mariátegui32 defiende a Pierre Naville de los improperios lanzados por el poeta surrealista André Breton.

Naville fue uno de los promotores del movimiento trotskista francés que en 1938 diera nacimiento a la IV Internacional. André Breton también por esos años se unió al movimiento trotskista.

Por la época en que Mariátegui polemiza con Haya de la Torre y el estalinismo, -entre 1928 hasta su muerte en abril de 1930-, la Oposición de Izquierda Internacional liderada por Trotsky intentaba "reorientar" a los partidos comunistas y a la Tercera Internacional, cuestión que no se logra, sino todo lo contrario, esas organizaciones se degeneran, expulsando a los revolucionarios de sus filas, no quedándoles otra alternativa en la década del treinta, que organizarse en forma independiente, dando nacimiento en 1938 a la IV Internacional. Pero no todos los revolucionarios marxistas críticos del estalinismo –incluyendo algunos seguidores de Trotsky- se adhirieron a ese proyecto, sea por creerlo prematuro o por abrigar la esperanza de una regeneración y reorientación que nunca llegó.

Quijano trotskismo.- Quijano –en el prólogo de 1979 a los 7Ensayos-, al referirse a la discusión sobre Mariátegui en las diferentes corrientes reclamadas marxistas, en lo referente al trotskismo, se limita hacer mención a una pequeña fracción –la Liga Obrera Socialista- que criticaba a Mariátegui. Posteriormente en Reencuentro y debate, una introducción a Mariátegui, (1981) hace referencia a la misma crítica, pero dando a entender que todo el movimiento trotskista tiene la misma opinión contraria a Mariátegui. Posteriormente en "Modernidad, Identidad y Utopía en América Latina" (Lima, 1988), Quijano llega a decir que trotskismo y estalinismo son "primos enemigos".

Recordemos que la Liga Comunista transformada en Liga Obrera Socialista, era la agrupación más pequeña dentro del trotskismo peruano. Extremó el ultra izquierdismo basado en dogmatismo y escolasticismo. Su "trotskismo" se acercó a una metafísica alejada de la realidad, llamando todos los días a crear soviets, pero sin enseñar el camino que conduce a ello. En parte, la crítica que hicieron a Mariátegui es semejante a la que hizo Quijano en lo que se refiere a "asimilar" (por parte de Mariátegui) elementos de otras corrientes en una actitud supuestamente ecléctica que, como ya hemos visto, es una crítica errada. Por otra parte –en una actitud disparatada, sin ninguna prueba- la Liga Obrera acusa a Mariátegui de conciliar con la burguesía: "La tendencia política a tratar de reconciliar a la clase obrera con la burguesía nacional, sobre las bases de un supuesto anti-imperialismo, encuentra su soporte ideológico en el método del pragmatismo y escolasticismo. La expresión consumada de esta tendencia… fue Mariátegui33".

El mérito de la Liga Obrera Socialista era su militancia de base limitada a Lima, raleada pero activa, que mantuvo su prensa ("Comunismo" y luego "Prensa Obrera") entre las más persistentes durante la dictadura militar.

Mariátegui hacía mención a uno de sus amigos, un intelectual universitario, que se ha escandalizado del marxismo porque lo ha conocido por "propagadores del materialismo simplista y elemental de ortodoxos catequistas". Un absurdo semejante a "la pretensión de conocer y valorar al catolicismo por las pláticas de un cura de barrio". Para conocer el catolicismo se debe recurrir a un entendido de la escolástica y de la mística. "Y todo investigador honrado lo acompañaría en esta exigencia34".

Quijano, al igual que el amigo de Mariátegui, recoge la opinión de un cura de barrio –quise decir, de la organización trotskista más escolástica y dogmatica- que crítica a Mariátegui, para extenderlo al conjunto del trotskismo. Una actitud comparable al que atribuyera criterios de algunos sacerdotes que hacen caso omiso al celibato, al conjunto de sacerdotes católicos, incluyendo al Papa de Roma. La única explicación para esto, es de que Quijano era dirigente de una pequeña agrupación política, más pequeña que la Liga Obrera, denominado: "Movimiento revolucionario Socialista" (MRS), que hacía causa común con el Partido Revolucionario de los Trabajadores en ese entonces liderado por Hugo Blanco. Quijano quería diferenciarse del PRT y del trotskismo. Se unía a los trotskistas del PRT para ganar adeptos35. Para él, el trotskismo es "la versión de extrema izquierda de la misma alternativa histórica de poder que dio lugar al despotismo burocrático staliniano".

Hay gentes que por ignorancia echan en el mismo costal a Stalin, Trotsky y a todos los "socialismos", y hay gentes "cultas" –que venden su alma, quiero decir su pluma, a la burguesía- que por mala fe, hacen lo mismo, con el claro propósito de desprestigiar al marxismo. Quijano lo hace por motivos proselitistas intentando ganar adeptos, ya que para él el trotskismo (a su criterio, "primos enemigos del estalinismo") constituyen en puente al socialismo.

Interpretado literalmente, si el trotskismo es versión de extrema izquierda del estalinismo ende que el trotskismo profundizaría, extremaría, las medidas contra revolucionarias del régimen estalinista, cuestión que ha sido todo lo contrario. La crítica de Trotsky abarcó todos los campos: economía, política, democracia, ciencias, artes, filosofía… Por ejemplo, mientras Trotsky estuvo de la Unión Soviética no se prohibió ninguna corriente en arte, filosofía o ciencia. Y cuando a mediados de la década del treinta el estalinismo dijo que el socialismo se había impuesto en la Unión Soviética porque el estado controlaba gran parte de la economía, Trotsky replicó –en "La revolución traicionada"- que lo que es propiedad de cualquier estado no es propiedad del pueblo y de los trabajadores, y la construcción del socialismo implica autogobierno de los trabajadores y por tanto la desaparición del estado, que en el caso de la Unión Soviética, antes que desparecer, ha crecido aplastando la democracia directa de los trabajadores. Hasta hoy en el seno del marxismo, la interpretación de Trotsky sobre la burocracia36 es la más coherente, corroborada por los acontecimientos.

Quijano no fundamenta su crítica al trotskismo, y por tanto carece de sentido, similar a su crítica sobre aspectos del pensamiento de Mariátegui que hemos expuesto en líneas anteriores.

El trotskismo y la reivindicación de Mariátegui.- Quijano no menciona, que en la década del treinta del pasado siglo, mientras el estalinismo se propuso como misión en América Latina liquidar al trotskismo, al aprismo, al luxemburguismo y al mariateguismo, una agrupación de trotskistas argentinos se declaran discípulos de Mariátegui y, por mediación de ellos, su figura y pensamiento estuvo asociado a la Oposición de Izquierda Internacional que en 1938 diera nacimiento a la Cuarta Internacional. Uno de los precoces seguidores argentinos de Mariátegui (y Trotsky), Antonio Gallo, de sólo 17 años, escribió en 1930: "Sobre todo, conviene reivindicar a Mariátegui, socialista y revolucionario, ahora que ha aparecido toda la tropa pequeño burguesa -que él mismo odiara- a llorar al "humanista", al "intelectual37".

Liborio Justo38 (Quebracho), un intelectual trotskista argentino crítico de Mariátegui, en su libro La estrategia revolucionaria en América Latina, escribió: "José Carlos Mariátegui tuvo gran influencia en el primitivo movimiento trotskista aquí, y sus principales dirigentes se decían sus discípulos, al punto que los primeros folletos trotskistas argentinos aparecieron bajo la denominación de Editorial José Carlos Mariátegui".

La principal crítica de Justo, es de que Mariátegui fue ultra izquierdista que no tuvo en cuenta la lucha por la liberación nacional, para lo cual se basa en textos de una agrupación trotskista argentina en donde se decía (en abril de 1940): "Ya no hay más burguesías revolucionarias como lo demuestran los ejemplos de China y España. José Carlos Mariátegui, el gran marxista americano, hizo notar acertadamente esta diferencia existente entre Argentina y los demás estados americanos. El radicalismo y la oligarquía son cómplices por igual del capital financiero internacional. La liberación no tiene nada que ver con nuestro movimiento. ¡Por la lucha de clases! ¡Por la revolución socialista! La IV internacional no admite ninguna consigna de "liberación nacional" que tienda a subordinar el proletariado a las clases dominantes y, por el contrario, asegura que el primer paso de la liberación proletaria es la lucha contra las mismas".

Es cierto que para Mariátegui no existen burguesías revolucionarias en Indoamérica, pero el proceso revolucionario abarca diversas posibilidades estratégicas y tácticas acorde a las peculiaridades nacionales y a las coyunturas, sin descuidar ninguna consigna, que puede ser de liberación nacional, agrarismo, nacionalismo, antiimperialismo, socialismo, ecologismo, etc. Es probable que parte de los discípulos argentinos de Mariátegui (y Trotsky) hayan sido ultraizquierdistas, pero la crítica a esas posiciones muchas veces es con la finalidad de claudicar frente a regímenes populistas como el peronismo con el argumento de liberación nacional.

La presencia de Mariátegui en el movimiento trotskista indoamericano se sintió desde su época fundacional, creando adhesión y a la vez polémica. En los últimos decenios su influencia se acrecienta.

El libro de Liborio Justo (en el que se critica a Mariátegui) fue conocido en el ambiente de la izquierda peruana dentro de la cual surge el trotskismo desde mediados de la década del cuarenta. Es posible que tuviera influencia negativa en la formación ideológica de Quijano en su época de trotskista en las aulas universitarias de San Marcos en la primera mitad de la década del cincuenta. Vargas Llosa39a, en ese entonces enrolado en filas estalinistas, lo recuerda con sorna en "El pez en el agua" (memorias) por sus "peroratas". En una de ellas Quijano habría dicho: "Tenemos veintidós mil camaradas trotskistas dentro de las fuerzas armadas soviéticas". En la obra de Quijano de las décadas del sesenta y setenta no se percibe la influencia de las ideas de Mariátegui.

Quijano cargó una de las peores aberraciones que hizo suyo una vertiente de trotskistas en América Latina: el criterio de catalogar Indoamérica de capitalista desde la conquista porque existe acumulación de capital y compraventa de mercancías, dejando de lado las relaciones entre clases que es el sustento de todo modo de producción. No sabemos la génesis de esta teoría contraria al legado creador de Marx, de Lenin, de Trotsky, de Rosa Luxemburgo, etc. Cuando en Rusia algunos historiadores negaban la existencia de feudalismo en ese país, Trotsky dijo que existió, y "los elementos fundamentales del feudalismo ruso eran los mismos de los del Occidente39b…" Formalmente fue abolido en 1861, pero subsistieron –incluso en su forma política con el zarismo- para gravitar sobre el conjunto por lo que una de las principales reivindicaciones en la revolución de 1917 fue tierra para los campesinos.

Si se cataloga el mundo entero de capitalista desde la formación del sistema mundial, con lo cual –si el capitalismo (como relación social) lo domina todo-, se resta validez dentro de las desigualdades, combinaciones y coexistencia de las más heterogéneas formas de explotación del trabajo y de vida, a las formas precapitalistas que por su autonomía relativa dentro del sistema pueden gravitar sobre el conjunto.

Estética y política.- En lo que se refiere a la concepción estética, Aníbal Quijano reconoce la semejanza entre Mariátegui León Trotsky y Antonio Gramsci, pero a su criterio, sólo en la visión internacional del arte y la literatura, que sería marxista en Mariátegui, no así en la interpretación de la literatura peruana, sobre lo cual afirma: "Mariátegui aparece intentando menos un enfoque clasista del fenómeno literario, que empeñado en acelerar y ampliar la emancipación de la producción literaria de su tiempo, del andamiaje mental oligárquico y colonialista. Incluso su esbozo de periodización del proceso literario peruano en colonial, cosmopolita y nacional, y no en periodos marcados por regímenes de clase, así lo demuestran. En este sentido, la posición de Mariátegui hace parte de un movimiento ideológico nacionalista democrático, en cuyo seno surge la estética que ha dominado la crítica y la historia literaria del Perú, desde los años veinte de este siglo", siendo la obra más lograda, de Luís Alberto Sánchez40.

En 1975 resaltamos41 la preocupación de Mariátegui por el proceso cultural, en particular, por la literatura, que dentro de los 7 Ensayos es el más extenso, y en el aspecto internacional, en la discusión a partir de 1923 sobre el proceso de transición al socialismo en lo que respecta a la cultura y literatura. Para muchos ya existía una nueva cultura en Rusia, y dentro de ella un arte proletario, superior al burgués, que poco después el estalinismo lo oficializó como el único posible. Para Trotsky la nueva cultura no existe. Se irá formando con la reivindicación por el conjunto de la sociedad, de todo el legado progresivo de la humanidad. El nuevo arte del futuro, será la superación de la sociedad de clases y por tanto no existirá cultura proletaria como un equivalente a la cultura burguesa o feudal, porque la clase obrera desaparecerá en la transición al socialismo. Trotsky recordó que el pueblo ruso recién está aprendiendo el abecedario, y en vez de buscar la nueva cultura en base a cenáculos, laboratorios o decretos de estado, el germen de la nueva cultura se encuentra en los murales de las fábricas creados por obreros anónimos. Mariátegui se adhiere a la tesis de Trotsky: ("Trotsky a planteado ya, en sus justos términos, la cuestión del arte proletario"42).

Aclaremos que la semejanza del pensamiento de Mariátegui con Trotsky y Gramsci no se reduce a lo estético, sino también a lo político, que en la visión de la estrategia revolucionaria en Trotsky fue conocida como "revolución permanente", sobre la cual Gramsci estaba de acuerdo, aunque criticaba a Trotsky por su tendencia a forzar demasiado los acontecimientos, lo cual tendría efecto contrario. La estrategia de Trotsky se impuso en los primeros años de la tercera internacional (hasta el cuarto congreso del año 1922), luego del cual la burocracia estalinista se hizo del poder en Rusia, desfigurando los planteamientos.

En una Carta43 de Antonio Gramsci a Togliati, Terracini y otros (dirigentes del Partido Comunista italiano), fechado en Viena, 9 de febrero de 1924 se dice: Antes de 1917, Trotsky "estaba políticamente más a la izquierda de los bolcheviques, mientras que en las cuestiones de organización a menudo hacía bloque y hasta se confundía con los mencheviques. Es sabido que ya en 1905 Trotsky juzgaba que en Rusia podía verificarse una revolución socialista obrera, mientras que los bolcheviques intentaban sólo establecer una dictadura política del proletariado aliado a los campesinos, la cual sirviera de envoltorio al desarrollo del capitalismo, que no debía ser golpeado en su estructura económica. Es conocido también que en noviembre de 1917, mientras que Lenin con la mayoría del partido había pasado a la concepción de Trotsky e intentaba controlar no sólo el gobierno político sino el gobierno industrial, Zinoviev y Kamenev se habían quedado en la opinión tradicional del partido …"

"En la reciente polémica habida en Rusia se rebela como Trotsky y la oposición en general, en virtud de la prolongada ausencia de Lenin en la dirección del partido se preocupaban mucho de un posible regreso a la vieja mentalidad que sería deletéreo para la revolución. Pidiendo una mayor intervención del elemento obrero en la vida del partido y una disminución de los poderes de la burocracia ellos quieren en el fondo, asegurar a la revolución su carácter obrero e impedir que se transforme lentamente en aquella dictadura democrática, envoltorio de un capitalismo en desarrollo…"

Gramsci concluía su carta advirtiendo que si bien la estrategia de la revolución permanente es válida, si se fuerza demasiado los acontecimientos podría abortar la revolución.

Es equivocado decir –como lo hace Quijano- que la interpretación de la literatura en Mariátegui no es marxista ("clasista") sino parte de un "movimiento ideológico nacionalista democrático" que lo ayuda a impulsar la lucha contra el colonialismo. Contrariamente a ello, con la concepción marxista –como la de Mariátegui- se está en mejor predisposición para esclarecer los procesos sociales y culturales con sus respectivas proyecciones libertarias con la finalidad de promover la lucha contra toda forma de explotación y opresión.

En su concepción sobre el arte, Mariátegui fue fiel al análisis marxista, postulando que el arte tiene sus propias reglas y métodos, y que, cuanto más lograda sea una obra desde la perspectiva artística, más puede contribuir a la emancipación de la humanidad de toda forma de explotación y opresión, incluso al margen de lo que quisieran los creadores.

Periodificación de la literatura.- La periodización de la literatura en colonial, cosmopolita y nacional, no anula el criterio de análisis marxista, sino que lo confirma, ya que ubica a los países, clases sociales y el quehacer cultural, con todas sus especificidades o peculiaridades, inmerso en el sistema mundial de desigualdades y combinaciones teorizado por Trotsky.

Contrariamente a la opinión de Quijano, la periodificación de la literatura en Mariátegui es uno de sus aportes más originales a la teoría revolucionaria. La formación del sistema mundial moderno de desigualdades y combinaciones que adviene con las conquistas europeas y el colonialismo se legitiman con los peores lastres tradicionales (precapitalistas) y modernos, dentro de lo último, el racismo, surgiendo la discriminación de la "raza blanca" contra las "razas de color", y el etnocentrismo europeo se extrema. Los conquistadores e invasores europeos se ufanan ser "civilizados", "cultos", "modernos"; y a sus víctimas, los pueblos conquistados, los tratan de "bárbaros", "salvajes", "incivilizados", "primitivos", achacándolos las peores lacras: come hombres, violencia, crueldad, gentiles, etc.

En palabras de Mariátegui, a la explotación de clase sobre las mayorías del planeta se agrega la opresión racial cultural repercutiendo en el conjunto del devenir, desde la economía a la política y el conjunto del quehacer cultural, que en el caso de la literatura peruana abarca los periodos colonial, cosmopolita y nacional.

En el primer periodo la pobreza de la literatura se explica porque es pensada y sentida como española, y por tanto parte de la literatura española en sus colonias, sin raíces nacionales (americanas); en el periodo cosmopolita, paralelo a la emergencia de nuevos actores sociales –clase obrera y capas medias- se asimila diversas corrientes de diversas culturas, una de las bases sobre la cual germina y aparece una literatura orgánica nacional con valores signos universales en las diversas vertientes. La traducción del legado universal a los requerimientos nacional populares consiste en parte, en "americanizar" el idioma que trajeron los conquistadores, es decir, el castellano44.

(Posteriormente, además de su labor de asimilación de lo foráneo, surgen cosmopolitismos como tendencia propia universal, autosuficientes, por ejemplo, en las ficciones y fantasías de las más variadas, teniendo de referencia a la ciencia, la naturaleza, la cosmogonía, que en ocasiones pueden tener contornos nacionales)

Por formar parte de un proceso mundial en el que lo adelantado y atrasado, lo tradicional y lo moderno forman una sola estructura, para Mariátegui, un pueblo, "después de un largo colapso, puede encontrar por sus propios pasos, y en muy corto tiempo, la vía de la civilización moderna y traducir a su propio lenguaje, la lección de los pueblos de occidente45".

Por ser una interpretación estrictamente sobre literatura, los valores signos de determinado periodo literario no necesariamente tienen relación con los periodos de dominación política (colonialismo español y luego república), tampoco con los periodos de dominación económica que en la época republicana sigue siendo colonial y el desenvolvimiento capitalista –de acuerdo con Mariátegui (y Haya de la Torre)- en tanto es impulsado por intereses imperialistas, a mayor avance capitalista, mayor colonialismo, mayor opresión.

Si bien es cierto que en el Perú la literatura nacional, en forma orgánica, surge en el siglo veinte, Mariátegui menciona a valores signos de la literatura nacional en la época de dominio español, como los casos del Inca Gracilazo de la Vega y Mariano Melgar (a lo que se pueden agregar otros nombres como Guamán Poma de Ayala), y menciona a valores signos de la literatura colonial en pleno siglo veinte, en la "república independiente", como el caso emblemático de uno de las máximos representantes del modernismo en América: José Santos Chocano.

Sin saberlo, la critica literaria académica rinde homenaje a Mariátegui al valorar al modernismo en literatura como algo genuinamente americano. Surgido entre fines del siglo diecinueve y principios del veinte, en tanto se premunieron de diversas vertientes de la cultura europea para cohesionar sus propias creaciones, en mayor o menor grado fueron cosmopolitas, y como tales, contribuyeron a la emancipación de las letras de América, en vertientes tan disímiles desde indigenistas y autoctonistas hasta vanguardistas, a veces en confluencia, otras en confrontación.

Trotsky al interpretar el desenvolvimiento cultural ruso, decía que a diferencia de otros países europeos de desenvolvimiento más autónomo, la literatura rusa, luego de un periodo imitativo, se vuelve nacional con la obra de Nicolás Gógol (1809-1852) al enraizarse con el devenir de un pueblo: "Hasta Gógol tuvimos los Teócrito y los Aristófanes rusos, los Corneille y los Racine patrios, los Goethe y los Shakespeare nórdiscos. Apenas si teníamos escritores nacionales. Incluso Puchkin no estaba libre de mimetismo y le recompensaron con el título de "Byron ruso". Pero Gógol fue simplemente Gógol. Y después de él nuestros escritores dejaron de ser duplicados de los genios europeos46".

Marxismo y reformismo.- El marxismo en el Perú, a diferencia de otros países, no surgió del "ala izquierda" de movimientos de masas reformistas que hegemonizaban el movimiento obrero popular y hasta el quehacer literario cultural, sino que emergió de un conglomerado radical, en oposición a las fuerzas oscurantistas y colonialistas encarnadas en el dominio de la oligarquía que empujaba hacia posiciones radicales a las capas medias. En la década del veinte del siglo pasado, la posición marxista, la posición de Mariátegui, era la más coherente en un conglomerado de fuerzas que impulsaban el cambio para superar el colonialismo en todos los terrenos, desde el económico al político. Dentro de ese conglomerado, las posiciones políticas populistas (reformistas) quedaron rezagadas, sin coherencia, que recién lo encontraron en la década del treinta, luego de muerto Mariátegui, cuando el estalinismo intentó acabar con su pensamiento, logrando silenciarlo por un buen tiempo, y el aprismo, de corriente arrinconada, se abrió camino para confluir con las luchas populares. El aprismo primigenio fue radical, plebeyo, que en primera instancia -reclamándose marxista- desecha a la burguesía nacional como conductora del proceso revolucionario, por lo que hasta la década del cuarenta se mantiene a la izquierda del estalinismo. En este contexto, a mediados del treinta aparece la violenta requisitoria de Luis Alberto Sánchez contra los "novecentistas" en "Balance y liquidación del novecientos".

Cuando a mediados de siglo surgen los primeros partidos orgánicos de la burguesía (la Democracia Cristiana y Acción Popular), tuvieron que utilizar palabrería "izquierdizante" para lograr aceptación en los sectores de avanzada nacional popular.

Lo contradictorio, es que muchas veces se critica en nombre de un anti dogmatismo, pero cuando Mariátegui se aparta de ciertos "dogmas" tenidos como marxistas, Quijano lo tilda de apartarse del marxismo.

Desenvolvimiento desigual y combinado.- Uno de los aportes más significativos de Trotsky al análisis marxista, en la que fundamentó la estrategia de la revolución permanente, fue su teoría del desenvolvimiento desigual y combinado, que si bien estaba presente en ciertos pasajes de la obra de Marx, Rosa Luxemburgo o Lenin, por mencionar tres nombres, el que lo interpretó en toda su dimensión fue Trotsky.

Marx, refiriéndose a Alemania de mediados del siglo diecinueve, decía que no ha alcanzado como otros pueblos entrar a la vida moderna, por su desarrollo capitalista incipiente que coexiste con el régimen medieval y otros lastres del pasado. "Lo mismo que en el Panteón romano se encontraban los dioses de todas las naciones, en el Sacro Imperio Romano-Germánico se encontrarán los pecados de todas las formas de Estado". Los reyes, los príncipes, los representantes de las capas medias o de la burguesía, enfrentados entre sí, no representan el interés general, por lo que la solución a los problemas recae en una nueva clase: la obrera, en una revolución radical contra toda forma de explotación y opresión47(a). Y en el Prólogo a la primera edición de El Capital (25 de julio de 1867), escribió refiriéndose sobre todo a Alemania: a diferencia de Inglaterra "nuestro país como el resto de occidente de la Europa continental, no sólo padece los males que entraña el desarrollo de la producción capitalista, sino también lo que supone su falta de desarrollo. Junto a las miserias modernas, nos agobia toda una serie de miserias heredadas, fruto de la supervivencia de tipos de producción antiquísimos y ya caducos, con todo su séquito de relaciones políticas y sociales anacrónicas. No sólo nos atormentan los vivos, sino también los muertos".

Marx, conjuntamente a Engels en 1882 escribieron –en el Prefacio para la edición rusa del Manifiesto Comunista– que las comunas rurales rusas podrían ser palancas para el inicio de la revolución socialista si se complementan son la revolución europea y mundial. Engels lo repite en 1890 –en el Prefacio para la edición alemana- advirtiendo la simultaneidad de las diversas fases del devenir que en un solo medio histórico llegan a concentrar todas las contradicciones: "Allí donde la situación es tan tensa, donde los elementos revolucionarios se han juntado a tal grado, donde la situación económica de la inmensa masa de la población se vuelve día a día más insoportable, donde todas las fases del desarrollo están representadas, desde la comunidad primitiva hasta la gran industria moderna y la alta finanza, y donde todas estas contradicciones las mantiene unidas un despotismo sin par, un despotismo que se hace cada vez menos tolerable para una juventud que reúne en sí la intelectualidad y la dignidad nacionales una vez iniciado el 1789, no se hará esperar el 179347(b)".

Lenin en su obra "El desarrollo del capitalismo en Rusia" (1899), ya hacía mención a diversas fases del devenir y a la alta concentración del capital en ese país, pero no logró valorizarlo en todo rigor por lo que a inicios de siglo no pudo desentrañar las contradicciones entre las clases sociales que se proyecten al socialismo como lo hizo Trotsky. Por esa época la perspectiva política de Lenin era una revolución burguesa promovido por un gobierno democrático de obreros y campesinos para que desarrolle el capitalismo creando las bases para un ulterior proceso socialista. Posteriormente en "El imperialismo, fase superior del capitalismo" (1916), Lenin con mayor claridad describe un sistema mundial donde un puñado de potencias domina al resto del planeta, en el cual la riqueza y pobreza de los países forman una totalidad inmersas en combinaciones y desigualdades con las relaciones más diversas en la explotación del trabajo.

Rosa Luxemburgo en su obra "La acumulación del capital" (1913), señalaba que la acumulación de capital tiene dos fuentes interrelacionadas: la capitalista, basada en el régimen salarial, sobre todo en Europa, y las relaciones precapitalistas –esclavistas, feudales, comunales, etc.-, sobre todo en el mundo colonial, donde se extrema la violencia. Y en una propuesta que hasta hoy se discute, dijo que la realización de la producción capitalista a través del mercado se cubre gracias a que se apropia del plus valor del trabajo precapitalista. Cuando el capitalismo cubra todos lo rincones del planeta llegaría a su final ya que su producción no tendría salida en el mercado. Y en su estrategia sobre la revolución, a decir de Michael Lowy, Rosa Luxemburgo en su "Introducción a la Economía Política, escribe que: el período dominado por la propiedad privada podría ser un simple paréntesis en la historia de la humanidad entre las dos grandes épocas comunistas, la del pasado arcaico y la del futuro socialista. Con esta concepción, ella propone la alianza entre el proletariado europeo moderno y los pueblos indígenas de los países coloniales, es decir entre el comunismo moderno y el arcaico, contra su enemigo común: el imperialismo48".

En una de sus primeras obras "Balance y perspectivas" (1906), Trotsky ya era consciente del proceso desigual y combinado del sistema mundial integrado de modo conflictivo por territorios con las formas de vida y trabajo más variadas, incorporadas cada vez más a la acumulación del capital bajo dominio de las grandes potencias imperialistas. "El capitalismo, al imponer a todos los países su modo de economía y de comercio, ha convertido al mundo entero en un único organismo económico y político49". Un organismo mundial que por medio del comercio, del crédito, de las inversiones, las armas, interrelaciona el "adelanto" y "atraso" de unos países respecto de otros en una sola estructura dentro de la cual, las contradicciones de clases pueden llevar al proletariado de un país atrasado como Rusia al poder, antes que en los países adelantados, "antes que los políticos del liberalismo burgués tengan la oportunidad de hacer un despliegue de su genio político50". Vaticinio que se cumplió en 1917.

Pero es en su "Historia de la Revolución Rusa51", (publicada en 1932), donde lo expone en toda su plenitud: "Los países atrasados se asimilan las conquistas materiales e ideológicas de las naciones avanzadas. Pero esto no significa que sigan a estas últimas, servilmente, reproduciendo todas las etapas de su pasado. La teoría de la reiteración de los ciclos históricos –procedente de Vico y de sus secuaces- se apoya en la observación de los ciclos de las viejas culturas precapitalistas y, en parte también, en las primeras experiencias del capitalismo. El carácter provincial y episódico de dicho proceso hacía que, efectivamente, se repitiesen hasta cierto punto, las distintas fases de cultura en los nuevos núcleos humanos. Sin embargo, el capitalismo implica la superación de estas condiciones. El capitalismo prepara y, hasta cierto punto, realiza la universalidad y permanencia en la evolución de la humanidad. Con esto se excluye ya la posibilidad de que se repitan las formas evolutivas en las diversas naciones. Obligado a seguir a los países avanzados, el país atrasado no se ajusta en su desarrollo a la concatenación de las etapas sucesivas. El privilegio de los países históricamente rezagados, que lo es realmente- está en poder asimilar las cosas o, mejor dicho, a obligarles a asimilárselas antes del plazo previsto, pasando por alto toda una serie de etapas intermedias. Los salvajes pasan de la flecha al fusil de golpe, sin recorrer la senda que separa en el pasado esas dos armas. Los colonizadores europeos de América no tuvieron necesidad de volver empezar la historia por el principio…"

"Las leyes de la historia no tienen nada de común con el esquematismo pedantesco. El desarrollo desigual, que es la ley más general del proceso histórico, no se nos revela, en parte alguna, con la evidencia y complejidad con que lo patentiza el destino de los países atrasados. Azotados por el látigo de las necesidades, los países atrasados vense obligados a avanzar a saltos. De esta ley universal del desarrollo de la cultura se deriva otra que, a falta de nombre más adecuado, la calificaremos de ley del desarrollo combinado, aludiendo a la aproximación de las distintas etapas del camino y a la fusión de distintas fases, a la amalgama de formas arcaicas y modernas. Sin acudir a esta ley, enfocada, naturalmente, en la integridad de su contenido material, sería imposible conocer la historia de Rusia ni la de ningún otro país de avance cultural rezagado, cualquiera que sea su grado".

En el marco de su teoría, Trotsky decía que el impacto de la introducción de nuevos instrumentos y conocimientos sobre un pueblo, depende de su especificidad dentro del sistema mundial, "de la capacidad de asimilación", que puede mejorar o empeorar el modo de vida. Para el caso de Rusia, "la introducción de los elementos de la técnica occidental, sobre todo la militar y la manufacturera bajo Pedro I se tradujo en la agravación del régimen servil como forma fundamental de la organización del trabajo. El armamento y los empréstitos a la europea –productos indudablemente, de una cultura más elevada, determinaron el robustecimiento del zarismo, que, a su vez, se interpuso como un obstáculo ante el desarrollo del país."

Entre otras peculiaridades del desenvolvimiento ruso, Trotsky escribió: "Si la evolución económica general de Rusia saltó sobre los periodos del artesanado gremial y de la manufactura, algunas ramas de su industria pasaron por alto toda una serie de etapas técnico-industriales que en Occidente llenaron varias décadas".

Dentro del sistema mundial, cuanto más dominado un pueblo, más pierde autonomía en su devenir, al contrario de sociedades anteriores al sistema mundial, que cuanto más antiguas, se bastaban así mismas, incluyendo culturas colindantes con el sistema moderno como China, India y Egipto: "se bastaban así mismas y disponían de tiempo suficiente para llevar sus relaciones, a pesar del bajo nivel de sus fuerzas productivas, casi hasta esa misma perfección que daban a sus productos los artesanos de dichos países".

En un artículo "Metrópolis y colonias52", Trotsky se refirió a la frase que Marx escribió para la primera edición de El Capital: "Los países industrialmente más desarrollados no hacen más que poner delante de los países menos progresivos el espejo de su propio porvenir". Sobre lo cual dice que no se puede aceptar literalmente porque: "Sólo una minoría de países ha realizado completamente esa evolución sistemática y lógica desde la mano de obra, a través de la manufactura doméstica hasta la fábrica, que Marx sometió a un análisis tan detallado", mientras que en la mayoría de países: "El capital comercial, industrial y financiero invadió desde el exterior a los países atrasados, destruyendo en parte las formas primitivas de la economía nativa y en parte sujetándolas al sistema industrial y bancario de Occidente… las colonias y semicolonias se vieron obligadas a prescindir de las etapas intermedias, apoyándose al mismo tiempo artificialmente en un nivel o en otro".

Legado revolucionario.- La referencia que hacemos a la teoría de Trotsky es porque allí está la raíz de algunos de los planteamientos fundamentales de Quijano que muchos, destacando César Germaná53, lo presentan como si fuesen aportes nuevos a las ciencias sociales en contra del "racionalismo reduccionista eurocéntrico: la teoría de la modernización del estructural funcionalismo y el materialismo histórico del marxismo-leninismo". Los primeros parten del criterio dualista de que las sociedades "tradicionales" (pre capitalistas) en tanto autónomas deben evolucionar a la modernidad capitalista, mientras los segundos: "en la misma dirección eurocéntrica, se ubica el materialismo histórico del marxismo-leninismo. Para Quijano se trata de una corriente intelectual producida hacia finales del siglo XIX por Federico Engels y por los teóricos de la socialdemocracia alemana como una "hibridación de algunas de las propuestas de la herencia teórica de Marx en el marco del positivismo spenceriano". (…) y que fue codificada en la Unión Soviética bajo la dictadura de Stalin". Presentan América Latina con dos estructuras separadas: el feudalismo predominante y el capitalismo, para una evolución del primero al segundo, teniendo de intermedio el semifeudalismo. Como alternativa, dice Germaná, Quijano usa las categorías de heterogeneidad estructural y dependencia. Lo primero –en cita textual de Quijano que hace Germaná- da "cuenta del modo característico de constitución de nuestra sociedad, una combinación y contraposición de patrones estructurales cuyos orígenes y naturaleza eran muy diversos entre sí". Lo segundo, "dependencia", en cita textual a Quijano: "una estructura de poder que consiste en una asociación de explotación y de dominación entre los dominantes de orden internacional con los del orden interno de un "país" o de una "nación", con todo lo que ello implicaba para todos los ámbitos de la existencia social".

La crítica a los "estructural funcionalistas" es válida pero no original, al igual que su crítica al "marxismo leninismo", aunque sobre lo último debemos decir que más se aviene a la vertiente estalinista ligada a Moscú, en tanto que la vertiente maoísta no era tan "ortodoxa" al respecto. Quijano no hace diferencias. Aclaremos que el "marxismo leninismo" (estalinista) no tiene nada de común con el pensamiento de Marx y Engels.

En el seno del marxismo, la vertiente "izquierdista" de la Segunda Internacional, reivindicando el legado de Marx y Engels, sobresaliendo Rosa Luxemburgo y Trotsky, eran críticos radicales a todo reformismo y evolucionismo, rompiendo con el esquema de países "maduros" e "inmaduros" para el socialismo, gracias a lo cual Trotsky vaticinó en 1905 que el proletariado de un país atrasado como Rusia podría hacerse del poder antes que el proletariado de los países más avanzados en el desenvolvimiento capitalista de Europa Occidental. Y Rosa Luxemburgo veía la posibilidad de confluencia entre las formas comunales originadas en la antigüedad pero que aún sobreviven dentro del sistema mundial, con el socialismo moderno. Luego del triunfo de la revolución rusa en 1917 se funda en 1919 la Tercera Internacional de los Trabajadores para promover la revolución socialista mundial y una nueva generación de marxistas en el mundo entero hizo suyo ese criterio, entre ellos Mariátegui en el Perú, Chen Tu-siu en China, Gramsci en Italia, por mencionar nombres de tres continentes.

La Tercera Internacional en sus cuatro primeros congresos, hasta 1922, promovió la revolución mundial basada en la estrategia de la revolución permanente. La revolución podía estallar en palabras de Lenin, en el "eslabón más débil" del sistema mundial, sea un país adelantado o atrasado. En enero de 1924 muere Lenin. Con la asunción de Stalin al poder se retrocede, al delimitar la revolución socialista sólo a los países adelantados, mientras en los atrasados –colonias y semicolonias- la revolución era para promover el desarrollo del capitalismo.

En lo que respecta a los "marxistas leninistas" (que según Germaná hace referencia al estalinismo) en escenario peruano, los ligados a Moscú es cierto que propugnaban que de la semifeudalidad se pasaría al capitalismo, pero en la versión maoísta unos se acercaban a esa posición, mientras que otros atribuían a la Nueva Democracia53 como un intermedio de reivindicaciones democrático burguesas en la transición al socialismo, contradiciendo a Mao Tse Tung que decía que en ese periodo que se inicia con el movimiento de mayo del año 1919, como primera fase de la revolución que dura hasta 1949, se pueden combinar reivindicaciones democrático burguesas y socialistas. En escritos54 posteriores al triunfo de la revolución de 1949 el líder chino es más coherente: "Durante el periodo de la Guerra de Liberación en China lanzamos llamamientos para luchar no sólo contra el imperialismo y el feudalismo sino también contra el capital burocrático. La lucha contra el capital burocrático tiene un doble carácter: por una parte, lucha contra el capital comprador, lucha que entra en el marco de la revolución democrática, y por otra parte, lucha contra la burguesía, lucha que forma parte de la revolución socialista". Quijano pasa por alto esta diferencia entre Mao y los "maoístas".

Carácter de la sociedad peruana

Precapitalismo, "semifeudalidad".- Mariátegui catalogaba a los territorios andinos –Ecuador Perú y Bolivia– de "precapitalistas" de "semifeudales", pero, inmersos en la estructura del sistema mundial, las contradicciones sociales internas permitían un desenlace revolucionario socialista, con la particularidad de que las comunidades andinas serían pilares en la colectivización del campo basada en la ciencia y técnica, para saltarse, literalmente, la etapa capitalista. Sin embargo Aníbal Quijano hace aparecer como si para Mariátegui la sociedad peruana fuese predominantemente capitalista. En el referido Prólogo de Quijano a los 7 Ensayos, critica a lo que llama "vulgata marxista" que utiliza la obra de Mariátegui para adecuarlo a la política de lo que era en ese entonces la Unión Soviética, pero él hace lo mismo al intentar adecuar los planteamientos de Mariátegui a una supuesta predominancia del capitalismo en la sociedad peruana de ese entonces (década del veinte del pasado siglo), para lo que cita la conclusión a la que llega Mariátegui en los "7 Ensayos" sobre el proceso económico: "la de que en el Perú actual coexisten tres economías diferentes. Bajo el régimen de economía feudal nacido de la Conquista subsisten en la sierra algunos residuos vivos todavía de la economía comunista indígena. En la costa, sobre un suelo feudal, crece una economía burguesa que, por lo menos en su desarrollo mental, da la impresión de una economía retardada".

Quijano comenta: "En otros términos, tres modos de producción coexisten en el Perú. Pero, bajo la "hegemonía de la costa", esto es, del capitalismo, aunque éste da "la impresión de una economía retardada", es decir, en nuestra jerga actual, subdesarrollada, es por eso que se "robustece la burguesía", ya diferenciada como clase aparte de la "antigua aristocracia", o sea de los terratenientes señoriales, y éstos "dejan de prevalecer como antes". A la hegemonía del capital en la economía, corresponde la hegemonía de la burguesía en la sociedad".

En la cita que hace Quijano, Mariátegui dice: "En la costa, sobre un suelo feudal, crece una economía burguesa que, por lo menos en su desarrollo mental, da la impresión de una economía retardada". No habla de "hegemonía" del capitalismo como quiere hacer aparecer, sino de un capitalismo que crece en "suelo feudal", apareciendo una burguesía que logra diferenciarse de la antigua aristocracia.

Capital y capitalismo.- Quijano no se ha percatado que para Mariátegui del mismo modo que el capital comercial y usurario datan de tiempos antiguos y no implican capitalismo, la aparición de la burguesía antecede al capitalismo y a la sociedad burguesa: "así como socialismo no es la misma cosa que proletariado, capitalismo no es la misma cosa que burguesía. La burguesía es la clase, el capitalismo es el orden, la civilización, el espíritu que de esta clase ha nacido. La burguesía es anterior al capitalismo. Existió mucho antes que él, pero sólo después ha dado su nombre a toda una edad histórica55".

La burguesía -o en todo caso las capas medias en las ciudades, levadura orgánica del capitalismo-, aparece en sociedades pre capitalistas pero se consolida económica y políticamente al desplazar del poder a la aristocracia feudal. Para el caso europeo occidental, la burguesía aparece en los "poros" de la sociedad feudal, ligada al comercio, la banca, la manufactura, acumulando enormes fortunas por medios lícitos e ilícitos que los fue legitimando "formalizando", por medio de normas y leyes arrancadas en forma de reivindicaciones subordinadas al poder feudal, luego en franca lucha por desplazarlo del poder político, estallando revoluciones antifeudales que en gran parte iban más allá de los intereses burgueses, empujados o presionados por sectores plebeyos de las ciudades intentando construir una sociedad igualitaria, o por campesinos que intentaban construir el paraíso bíblico en la tierra, confluyendo con la vertiente libertaria de la modernidad. Sin embargo, por su poder económico y social, controlando los medios de vida –tierra, banca, industria- la burguesía se hizo del poder, asediada por fuerzas retrógradas del pasado y por fuerzas libertarias que reivindican al socialismo. Con la derrota de la Comuna de Paris en 1871 se consolida el poder burgués en Europa y su dominio sobre el sistema mundial.

En el Perú para Mariátegui, -de acuerdo a los 7 Ensayos- la burguesía comienza aparecer a mediados del siglo diecinueve con la explotación del guano y del salitre, y con el dinero que el estado pagó por la deuda contraída para la independencia del dominio español y para la manumisión de los esclavos negros (1854). Esa burguesía, entrelazada a los grandes propietarios de prosapia colonial, se organiza en el Partido Civil (1871) que llega al poder en 1872 mediante elecciones.

La guerra con Chile trunca en parte el proceso de consolidación de una clase dominante. Existía burguesía, pero no existía sociedad capitalista o sociedad burguesa porque no existía su contraparte: la clase obrera, en base a lo cual se establece el orden burgués. La clase obrera aparece desde finales del siglo diecinueve y se consolida con el correr del siglo veinte.

No está demás recordar cuando Marx, de acuerdo con Wakefiel, decía que en las colonias "no basta que una persona posea dinero, medios de vida, máquinas y otros medios de producción, para que se le pueda considerar como capitalista, si le falta el complemento: el obrero asalariado, el otro hombre obligado a venderse voluntariamente… y descubre (Wakefiel) que el capital no es una cosa, sino una relación social entre personas a las que sirven de vehículo las cosas56".

Peculiaridad del capitalismo en el Perú.- Como peculiaridad del desenvolvimiento capitalista en el Perú Quijano cita textualmente a Mariátegui cuando escribe (en los 7 Ensayos): "En el Perú, contra el sentido de la emancipación republicana, se ha encargado al espíritu del feudo –anti- tesis y negación del espíritu del burgo– la creación de una economía capitalista".

Esta opinión es cierta y estaba generalizada en los años setentas en gran parte de la izquierda por lo que no es ningún descubrimiento. Nosotros también lo formulamos, entendiendo que para Mariátegui el "espíritu de feudo" incluye también y sobre todo a los grandes propietarios agroexportadores, que por ejemplo en la costa norte "sofocan la ciudad" de Trujillo, mientras que para Quijano –desvirtuando las ideas de Mariátegui- el "espíritu del feudo" se reduce a la Sierra. Además escribimos que para Mariátegui, inmerso en una economía colonial, en suelo precapitalista (semifuedal). "el capitalismo que se desarrolla en nuestro medio, no pasa por las mismas fases por las que pasó el capitalismo europeo: cooperación simple, manufactura y gran industria; sino que el capitalismo que se desarrolla es de concentraciones monopólicas. Motivo por el cual el libre cambio no ha existido como forma intermedia57".

Según Quijano: "la articulación entre capital y precapital, bajo la hegemonía del primero, del mismo modo como todavía se articulan "feudalismo" y "comunismo indígena", en la sierra, ambos bajo el capital, produciendo efectos no solamente sobre la lógica del desenvolvimiento económico sino también sobre la mentalidad de las clases, es el hallazgo básico de la investigación mariateguiana, y de donde se derivarán sus desarrollos sobre el carácter y las perspectivas de la revolución peruana".

Pero esto, más que interpretación coherente, sería según Quijano, una "intuición" de Mariátegui: "Es verdad, sin embargo, y sería ocioso negarlo, que esa concepción no llegó a ser plena y sistemáticamente elaborada por Mariátegui, y aparece en buena medida intuida y poco consolidada".

Lo que falta coherencia es la interpretación que hace Quijano al no mencionar de qué capital se trata, si del capital comercial que no necesariamente genera capitalismo sino que hasta puede ser lo contrario, o de capital industrial que genera clase obrera. Recordemos las palabras de Mariátegui: capital no es lo mismo que capitalismo.

La presencia de capital comercial no necesariamente implica capitalismo. Sobre todo en siglos anteriores se ha visto dentro del sistema mundial que la producción para el mercado interno u externo, no necesariamente disuelve o supera relaciones de trabajo precapitalistas, sino que las pueden acentuar, como el caso de Europa Oriental del siglo diecinueve, sobre lo cual Engels decía que se asiste a una segunda feudalidad, en tanto la producción para el mercado acrecienta las relaciones serviles en la explotación del trabajo. En el sur del Perú, a finales del siglo diecinueve y primeras décadas del veinte, la producción de lanas para el comercio internacional (hacia Inglaterra) acentuó el despojo de tierras a los campesinos parcelarios y de las comunidades y la acentuación de la explotación precapitalista del trabajo. No obstante la monetización de la economía esa región quedó entre las más deprimidas. A mediados del siglo veinte, la producción para el comercio nacional e internacional, condujo a una mayor concentración de tierras y a una mayor explotación bajo relaciones de trabajo precapitalistas en los valles de La Convención y Lares en el Cuzco. La respuesta fue –entre 1968 a l964- el más grande levantamiento campesino del siglo veinte, por la gran organización sindical (que provenía de años anteriores) y por la dirección política.

Desigualdades, combinaciones, heterogeneidad.- Quijano presenta al conjunto de la sociedad peruana hegemonizada por el capitalismo, que acaso ni en Europa Occidental tuvo claridad ya que Marx al referirse a Alemania de mediados del siglo diecinueve decía que lo atormentan los muertos y los vivos, es decir, los males del precapitalismo y del capitalismo que se combinaban y a la vez coexistían con relativa autonomía porque el capitalismo no hegemonizaba todos los procesos. En otras palabras, el capitalismo aún no irradiaba su tonalidad a todos los sectores de la formación social. Esta heterogeneidad de procesos económicos sociales que en parte se combinan y en parte coexisten con gran autonomía, pero en tanto inmersos en un sistema pueden gravitar sobre el conjunto, se acrecienta en Europa Oriental y se extrema en el mundo colonial, por lo que, conforme expusimos en paginas anteriores, los marxistas, destacando Rosa Luxemburgo, Lenin y Trotsky, lograron ver las desigualdades y combinaciones en el conjunto del sistema mundial y en las peculiaridades de cada territorio, lo que Trotsky lo cohesionó con la teoría del desenvolvimiento desigual y combinado.

"Dualismo" de Haya de la Torre.- En otro terreno, la concepción de Mariátegui contrasta, dice Quijano, "con la visión dualista elaborada por Haya (de la Torre), y adoptada más tarde por los seguidores de la propia III Internacional y los ideólogos del modernismo desarrollista, tan en boga hasta no hace mucho en América Latina". La "dualidad" se entiende al feudalismo presentado como etapa previa capitalismo (como si se reeditase en el sistema mundial un desenvolvimiento autónomo y paralelo).

La "dualidad" en Haya de la Torre no es la que presenta Quijano. El fundador del Apra plantea una "dualidad" surgida con la penetración imperialista que segmenta la economía en dos "intensidades", en "dos modos de producción". La imperialista, avanzada, "acelerada", y la nacional "retrasada".

Podemos decir que la terminología: "dos modos de producción", no es la adecuada, pero esta interpretación "dualista" por parte de Haya de la Torre se diferencia del dualismo estalinista y desarrollista que segmenta en estancos lo "atrasado" que debe evolucionar a lo "avanzado", lo "feudal" que debe evolucionar a lo "capitalista", lo "tradicional" que debe evolucionar a lo "moderno"; porque la interpretación de Haya de la Torre está inmersa en la totalidad donde cada parte puede incidir sobre el conjunto. Ambos sectores -internos y externos, las economías "acelerada" y "retrasada"- explotan a millones de trabajadores, cotizan en la misma moneda "y parecen fundirse en un mismo destino. Pero son diferentes, son opuestos; están en contradicción y lucha. Dentro del gran sistema capitalista, uno representa la etapa lejana de los caminos iniciales, y el otro las formas culminantes y poderosas de la plenitud y el desborde moderno. Tesis y antítesis que imponen una síntesis de equilibrio y libertad dentro de un plan de nueva economía indoamericana, no apartada de la evolución económico social mundial, pero capaz de detener para siempre el sojuzgamiento y la opresión del imperialismo58.

El "dualismo" está inmerso en la totalidad y dentro de esa totalidad se intenta legitimar el proyecto (aprista) de un capitalismo diferente al clásico liberal europeo y diferente al imperialismo.

La resultante de la penetración imperialista para Haya de la Torre es la deformación de la economía semejante al crecimiento defectuoso de un niño.

Gamonalismo.- Según Quijano, "Lo que él (se refiere a Mariátegui) observa en la sierra como predominante, y como rezagos en la costa capitalista, es un "semi-feudalismo" en la economía, y un "gamonalismo" como forma específica de la dominación política local de los terratenientes".

Contrariamente a lo que afirma Quijano, para Mariátegui el gamonalismo: "no designa sólo una categoría social y económica: la de los grandes latifundistas o grandes propietarios agrarios. Designa todo un fenómeno. El gamonalismo no está representado sólo por los gamonales propiamente dichos. Comprende una larga jerarquía de funcionarios, agentes, parásitos, etc. El indio alfabeto se transforma en un explotador de su propia raza porque se pone al servicio del gamonalismo. El factor central del fenómeno es la hegemonía de la gran propiedad semifeudal en la política y el mecanismo del estado. Por consiguiente, es sobre ese factor sobre el que se debe actuar si se quiere atacar en su raíz un mal del cual algunos se empeñan en no contemplar sino las expresiones episódicas y subsidiarias".

Aquí está claramente delimitado por Mariátegui la propiedad "feudal" de los gamonales andinos y la gran propiedad "semifeudal" de los hacendados agro exportadores costeños que el capital imperialista los utiliza en tanto tienen el control político del estado. Así mismo el "gamonalismo", que tiene su máxima expresión en la forma de dominación regional de los propietarios (hacendados andinos), que conjuntamente al juez y al cura formaban la "trinidad" explotadora del indio, forma parte del conjunto de la dominación institucionalizada que tiene representación política desde las alturas del parlamento hasta funcionarios de menor rango en provincias.

Quijano pasa por alto lo anterior, reduciendo la feudalidad y semifeudalidad a la Sierra: "la feudalidad existente en la sierra es tal feudalismo sólo si se lo considera separadamente de su lugar en el conjunto de la estructura económica del país. Tomado dentro de este conjunto, es decir, articulado al capital y bajo su dominio, es "semifeudal".

Mariátegui es ajeno que a una realidad como la Sierra se la pueda aislar mentalmente para que sea "feudal" y luego se le pueda articular "al capital y bajo su dominio" para que sea "semifeudal". Es como si alguien dijera que al Perú, un país semi colonial productor de materias primas para el comercio exterior se le puede aislar del sistema mundial de desigualdades y combinaciones con el sólo propósito de decir que es independiente, o como si alguien que tiene cien años de vida pretenda quitarse ochenta años intentando ser un joven de veinte años.

Es cierto que el capitalismo estaba en crecimiento, pero para Mariátegui no predominaba sino más bien se desenvolvía erosionando, combinándose y coexistiendo con formas "semifeudales" (o "feudales") y comunales. A esto agreguemos la existencia en la selva por ese entonces de culturas de desenvolvimiento autónomo y paralelo, respecto al resto del mundo, aunque ya arrinconadas, de las que hoy quedan apenas resabios en las llamadas "culturas no contactadas".

Debemos decir que cuanto más nos remontamos a los orígenes primigenios, han coexistido culturas (o sociedades) con diversidad de relaciones sociales, ignorándose mutuamente o en incipiente contacto, evidenciando un desarrollo autónomo, paralelo y desigual. En caso haya interferencia externa, es mínima, de modo que no influye de manera decisiva en su devenir, y es mayor la posibilidad de ver coronado sus relaciones de acuerdo a sus contradicciones internas. La formación del sistema mundial –de acuerdo con Trotsky- rompe todo ese proceso porque el capitalismo homogeniza la heterogeneidad del devenir, sea erosionando a las mas variadas formas de vida o incorporándolas a la acumulación de capital, en tanto lo adelantado y atrasado son parte de un mismo proceso.

Perú: sociedad precapitalista.- Al margen de que acierte o se equivoque, en el conjunto de la obra de Mariátegui no existen textos que pongan en duda el carácter precapitalista de la sociedad peruana, pero es evidente que no tenía cuidado en el empleo de los términos feudal, semifeudal, economía arcaica, economía rezagada, etc., por lo que incluso puede referirse a los propietarios agroexportadores de la Costa como "feudales".

El carácter precapitalista de la sociedad peruana está fundamentado al analizar la economía, la educación, la religión, el centralismo, la literatura, en los "7 Ensayos". No está demás citar otros dos textos fundamentales en el pensamiento político de Mariátegui. El primero de ellos, del año 1928 "Principios programáticos del Partido Socialista", en su punto 3 dice: "El capitalismo se desarrolla en un pueblo semi-feudal como el nuestro…" y el punto 5 comienza diciendo: "La economía pre capitalista del Perú republicano60…". El otro texto, del año 1929: "Punto de Vista Anti-imperialista", en su punto 4 dice: "el capitalismo imperialista utiliza el poder de la clase feudal, en tanto que la considera la clase dominante. Pero sus intereses económicos no son los mismos61". Sería tedioso aumentar citas textuales similares en diversos escritos.

La "clase feudal" aludida por Mariátegui lo constituyen en lo fundamental los grandes propietarios agro exportadores (de azúcar y algodón) de la Costa que tienen el control del estado en alianza con los gamonales (hacendados) andinos. Llamarlos "clase feudal" es errado, un exceso semántico, porque gran parte de sus propiedades, sobre todo en haciendas azucareras, eran mecanizadas con régimen de trabajo salarial (en conjunto, más de veinte mil obreros), como el mismo Mariátegui lo reconoce en diversos textos, -denominándolos al mismo tiempo "negociación capitalista"- pero ello contrasta con la mentalidad de casta de los propietarios teñida de racismo heredada de la conquista y su modo de vida "aristocrático", por lo que Mariátegui decía que a la explotación como clase sobre las grandes mayorías, se agrega la opresión racial cultural. "Los elementos feudales o burgueses, en nuestros países, sienten por los indios, como por los negros y mulatos, el mismo desprecio que los imperialistas blancos… Entre el señor o el burgués criollo y sus peones de color, no hay nada de común. La solidaridad de clase, se suma a la solidaridad de raza o de prejuicio, para hacer de las burguesías nacionales instrumentos dóciles del imperialismo yanqui o británico. Y este sentimiento se extiende a gran parte de las clases medias, que imitan a la aristocracia y a la burguesía en el desdén por la plebe de color, aunque su propio mestizaje sea demasiado evidente62". Este proceso Mariátegui lo extiende al conjunto del sistema mundial en el cual el dominio de las grandes potencias imperialistas se legitima en parte en la mentalidad racista.

Décadas después, el novelista indígena José María Arguedas63 dijo en una entrevista: "Entre el zar de Rusia y un mujik creo que había menos distancia que entre un comunero de Andahuaylas (mi tierra natal) y cualquiera de los presidentes del Perú".

Podemos decir que al obtener plusvalía por medio de trabajo asalariado los agroexportadores costeños eran capitalistas, pero por su mentalidad y modo de vida "aristocrático" se comportaban como amos (señores). No es casual que también sean conocidos como "barones del azúcar y del algodón". En el caso de sus aliados, los hacendados (gamonales) andinos, mantenían un régimen de trabajo basado en la servidumbre.

La disociación entre el empleo de técnica moderna y la mentalidad arcaica que Mariátegui menciona para el caso de los oligarcas agroexportadores, es notable en el conjunto del sistema mundial de desigualdades y combinaciones. Actualmente países que compiten e incluso desafían el poderío nuclear del imperialismo "occidental" se pueden cobijar bajo la mentalidad autocrática religiosa más tradicional. El obrero más calificado que pone en funcionamiento lo más moderno en tecnología puede tener mentalidad precapitalista.

Capitalismo y colonialismo.- Quijano ha "olvidado" señalar que uno de los aportes de Mariátegui –que comparte con Haya de la Torre- a la teoría revolucionaria marxista es de que el capitalismo en esta parte del continente, en tanto es impulsado principalmente por intereses extranjeros imperialistas, a mayor desarrollo capitalista, mayor dependencia, mayor colonialismo económico. Tesis que contrastaba con la posición estalinista que en la conferencia de Partidos Comunistas de Buenos Aires del año 1929 argumentaba que desarrollo capitalista implica independencia nacional y que el imperialismo impide ese desarrollo. (Esto lo analizamos64 en el capítulo "Mariátegui y la Tercera Internacional" de nuestro estudio vuelo a escribir: "Mariátegui o la revolución permanente")

Balcanización de territorios.- Quijano tampoco ha logrado interpretar que para Mariátegui, por el carácter colonial de la economía basada en la explotación de materias primas para la exportación, los países indoamericanos no se integran entre sí, sino, en primer lugar con las potencias imperialistas en búsqueda de capitales para inversiones internas y de mercados dónde vender sus productos. Por eso los pueblos de América están "balcanizados"65. Este mismo fenómeno se repite al interior de cada país, donde las fuentes de inversión imperialista (enclaves) se conectaban directamente al centro imperialista, como el caso de minas y haciendas, sin integrar económicamente al conjunto del país, sino al contrario, lo segmentan. Cada enclave, -independientes unos de otros-, tenían su zona de influencia. Por esa época era más fácil contactarse desde Lima a Estados Unidos que a Iquitos, la capital del departamento de Loreto en la Selva.

En las primeras décadas del siglo veinte en base a lo cual Mariátegui elabora sus propuestas, los enclaves mineros, donde primaban relaciones salariales, colindaban por sus cuatro costados con la feudalidad o semifeudalidad andina y con las comunidades. En el sur peruano, desde Arequipa a Puno, la comercialización de lana monetizó la economía y al mismo tiempo condujo a una mayor monopolización de las mejores tierras en desmedro de los campesinos, acentuando la explotación del trabajo bajo formas precapitalistas.

Por no existir una sociedad burguesa o una sociedad capitalista, la constitución formalmente liberal estaba en contradicción con formas y prácticas precapitalistas, incluyendo de los grandes propietarios agroexportadores, que eran los primeros en violar su propia ley. Cuando los caminos pasaban por sus propiedades ponían tranqueras a la entrada y la salida con la finalidad de cobrar peaje. Un acto típicamente precapitalista. Por su poder sobre la política oficial, hasta se les otorgaba puertos a exclusividad. La propuesta de una educación demo liberal burguesa en palabras de Mariátegui, fracasó porque: "No es posible democratizar la enseñanza de un país sin democratizar su economía, y sin democratizar por, ende, su superestructura política66". Los principales aliados de la oligarquía eran los gamonales (hacendados) del interior andino, donde su plaza de armas estaba bordeado por la casa hacienda, la iglesia y su cárcel, lo último, lugar de castigo para quienes infringían sus "leyes" que no estaban escritas en ninguna constitución. No faltaban "guerras" entre ellos.

La forma de incrustación imperialista por medio del enclave implicaba gran autonomía respecto del conjunto social. Acaso la única relación a inicios del siglo veinte entre las haciendas azucareras y las serranías de La Libertad y Cajamarca, además del comercio de azúcar, sea la búsqueda de trabajadores con la práctica del "enganche", por la ausencia de un mercado "libre" de trabajo. Para otros rubros como alimentos, vestimenta, etc. ponían su mercado (llamado mercantil) al interior de sus grandes propiedades sin pagar impuestos por las ventas y a la vez servía para endeudar a los trabajadores y así poder retenerlos. Hacían competencia desleal a empresarios y comerciantes de ciudades como Trujillo.

Mariátegui Haya de la Torre y desarrollo desigual y combinado.- La heterogeneidad, combinación y coexistencia con gran autonomía entre capitalismo y precapitalismo , entre otras formas, se manifiesta en el ámbito político cuando, a finales del siglo diecinueve e inicios del veinte, en tanto el imperialismo, de acuerdo a sus intereses promueve el desarrollo capitalista colonizando la economía, los grupos de poder oligarca burgueses que se asociaban con esos intereses eran criticados por sus aliados, los gamonales andinos, -que se presentaban como "autóctonos", "federalistas", "descentralistas", "liberales" y hasta "indigenistas"- de ser extranjerizantes y antinacionales. Buscaban mayores privilegios para acrecentar el poder arcaico en sus regiones. Para Mariátegui la descentralización pasaba por liquidar el poder del gamonalismo y la oligarquía para enrumbar al socialismo67.

Los grandes propietarios podían utilizar tecnología pero –para Mariátegui- carecían de "espíritu capitalista".

Mariátegui y Haya de la Torre lograron evidenciar las desigualdades, combinaciones y coexistencia de diversas formas de vida, donde el capitalismo, no obstante su vertiginoso ascenso, no lograba imponer su lógica o "tonalidad" al conjunto de la formación social, por lo que cada parte tenía gran autonomía respecto del conjunto.

Para Mariátegui: "El Perú es todavía una nacionalidad en formación. Lo están construyendo los aluviones de la civilización occidental, sobre los inertes estratos indígenas", rematando luego: "Una rápida excursión por la historia peruana nos entera de todos los elementos extranjeros que se mezclan y combinan en nuestra formación nacional". A esto se suma dualidad racial cultural originado por la conquista, que extrema le heterogeneidad, las desigualdades y combinaciones en los diversos ámbitos de la vida nacional, desde el arte a la religión y la política. Desde esta perspectiva en la guerra contra el dominio español surgieron dos vertientes: la indígena, cuya máxima expresión fue la revolución derrotada de Túpac Amaru (1780), y la vertiente criolla, que décadas después, al derrotar a los españoles, funda una república al margen y en contra de las mayorías nacionales. Toda esa diversidad está inmersa en el devenir mundial, por lo que: "Tenemos el deber de no ignorar la realidad nacional; pero también tenemos el deber de no ignorar la realidad mundial. El Perú es un fragmento de un mundo que sigue una trayectoria solidaria68".

Como síntesis de su interpretación del proceso económico Mariátegui escribió lo que anteriormente ya se citó: "en el Perú actual coexisten elementos de tres economías diferentes. Bajo el régimen de economía feudal nacido de la conquista, subsisten en la sierra algunos residuos vivos todavía de la economía comunista indígena. En la costa, sobre un suelo feudal, crece una economía burguesa que, por lo menos en su desarrollo mental, da la impresión de una economía retardada69".

Haya de la Torre en la década del treinta escribió que quién recorra Indoamérica, encontrará las más diversas fases evolutivas de la historia universal, entre ellas, salvajismo barbarie y civilización, donde cada forma "conserva vitalidad suficiente para gravitar sobre el todo económico y político". "ninguna escala tan completa de todas las etapas de la evolución humana como la que ofrece Indoamérica con sus agregados étnicos de inmigraciones sucesivas, de tan abundantes mezclas con las razas blancas"… Por estar inmersos en un sistema mundial en calidad de subordinados de colonia o semicolonia, "en el curso de nuestra evolución económica las etapas no se suceden como las de la transformación del niño en hombre. Económicamente Indoamérica es como el niño monstruoso que al devenir hombre le creció la cabeza, se le desarrolló una pierna, una mano, una víscera, quedando el resto del organismo vivo pero anquilosado en diferentes periodos de crecimiento70".

Además Haya de la Torre y Mariátegui coincidían que el régimen precapitalista en el que se desenvolvía el capitalismo se legitimaba ideológicamente con la combinación y coexistencia de la mentalidad de casta racista heredero de la conquista y el "liberalismo". La diferencia estaba en que mientras Haya de la Torre oponía al imperialismo un capitalismo promovido por un "estado antiimperialista", para luego avanzar al socialismo, para Mariátegui, a la feudalidad y al imperialismo, oponía un proceso que partiendo de reivindicaciones democrático burguesas enrumben al socialismo.

Desarrollo capitalista por la vía del feudo.- En 1919 estallan grandes protestas populares teniendo de eje a la joven clase obrera, conquistando las ocho horas de trabajo, con lo cual comienza la larga crisis del dominio oligarca que culmina en 1968 cuando los militares reformistas, intentando frenar la subversión, los liquidaron económicamente. Durante todo ese lapso de crisis (1919-1968), inmerso en grandes luchas populares, siendo los casos más emblemáticos la revolución obrero popular de Trujillo en 1932 y la sublevación de los campesinos de la Convención y Lares (1958-1964) en el Cuzco, las fuerzas armadas fueron protagonistas políticos (desde el estado) para salvaguardar los intereses de oligarquía. El desenvolvimiento capitalista prosiguió por la vía terrateniente para emplear la expresión de Lenin o, en la terminología de Mariátegui, "por la vía del feudo", con la diversificación de inversiones imperialistas y de sus intermediarios, los grandes propietarios oligarcas, acrecentando el poder de sectores urbano industriales ligados a ellos, siendo su máxima expresión política Manuel Prado Ugarteche que llegó dos veces al gobierno (1939-1945 y 1956-1962).

Para mediados del siglo veinte la expansión capitalista ha erosionado el conjunto de la economía, incluyendo a las haciendas andinas, lo mismo que a las comunidades. Las últimas, han visto acentuarse la riqueza y pobreza en su seno. Se asiste a una proletarización generalizada, signo de que el capitalismo llega a predominar. Las mayorías, sea las que no poseen ningún bien, sea que la tierra no les alcance para vivir, sea artesanos arruinados, están listos a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario. Las ciudades comienzan a llenarse de emigrantes del campo, cambiando las formas de vida tradicionales. Unos pocos encontraban empleo asalariado en empresas modernas y el resto pasa a formar parte del ejército industrial de reserva, -denominadas comúnmente como "población marginal"-, que tuvieron que ingeniárselas para sobrevivir, emergiendo a primer plano términos como "marginalidad social" y "economía informal", lo último, en tanto actuaban al margen de las ordenanzas legales.

Los teóricos de la marginalidad y la economía informal reclamados marxistas, incluyendo a Quijano, las redujeron a la que adviene con el desenvolvimiento capitalista desde mediados del siglo veinte. Un gran error, porque, con sus particularidades, la marginalidad y la informalidad como expresión de pobreza y degradación del modo de vida, comienza con la conquista española.

Revolucion

En la conferencia comunista de Buenos Aires en junio de 1929, criticaron a Mariátegui por preconizar revolución socialista en una sociedad "semifeudal". Para el estalinismo no se podían saltar etapas. Si para Mariátegui las sociedades latinoamericanas fuesen capitalistas como hace aparecer Quijano, la polémica debía ser en otro sentido. Otro error de Quijano es decir que aprismo y estalinismo en lo fundamental tienen la misma estrategia sobre la revolución, demostrando desconocer sus diferencias fundamentales.

Tres concepciones sobre la revolución indoamericana.- Con la advertencia que la propuesta de Haya de la Torre recién se hace coherente en la década del treinta, en nuestro ensayo "El marxismo en el Perú71", hemos escrito: "Desde finales de la década del veinte surgen tres concepciones sobre la revolución en Indoamérica: La stalinista de la tercera internacional; la pequeña burguesa de Haya de la Torre y la marxista de Mariátegui. Las tres concepciones señalaban al Perú como un país precapitalista, (semifeudal), estando a la orden del día las reivindicaciones democrático burguesas. La semifeudalidad, Mariátegui lo asignaba para los países andinos, mientras que el stalinismo y Haya de la Torre lo extendían al conjunto de Indoamérica.

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